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Oxígeno de Agradecimiento

Retomando un poco el último oxígeno y lo que mencionaba del agradecimiento, he estado estos últimos días haciendo un “recuento de las ganancias” en cuanto a lo que la gente que me rodea me ha brindado, acompañado y ayudado en estas semanas de duelo por la pérdida de los bebés. Y ha sido maravilloso que ese recuento lo he hecho con una sonrisota con todos los dientes (jajaja). Les mentiría si digo que no esperaba nada de nadie, creo que eso es algo imposible. Y aquí retomo esto de las expectativas no satisfechas… sólo están en mi mente y yo decido lo que me afectan o no. El caso es que sí, hay algunas personas de las que hubiera imaginado un “tantito más”, pero lo más padre es que la balanza se fue a lo sorprendida que he quedado con detalles, gestos, acciones de gente que no imaginé. A la mujer de mi trabajo con la que en realidad no me llevo, que me abrazó y lloró conmigo sin siquiera saber qué me pasaba, al silencio después de contarle a alguien lo que pasó y que agradecí mucho porque en realidad no quería escuchar absolutamente nada, a los mensajes de personas que son simples “conocidas”, a los amigos que se han vuelto mucho más cercanos y procuran estar en contacto conmigo, a los que ahora más seguido preguntan qué cómo va mi corazón aguantándose el temor de tocar “el tema” y me dicen sinceramente que no saben qué decirme, a quien me pregunta en voz bajita porque “no vayan a escuchar los demás”, a los que preguntan cómo voy con “eso”, a quien cumplió mi antojo de embarazo y a pesar de lo sucedido, me regalo un bote de conejitos, a quien simplemente me dice que ahí está para mí para cuando yo quiera… a todos en verdad gracias! Cada abrazo, palabra y el sólo escucharme han llenado mi alma, tal cual.


¿Se han preguntado cada cuando agradecen por estas simplezas de la vida? Yo creo que no se necesita estar en una situación de duelo, un gran sufrimiento o acontecimiento importante en nuestra vida o la vida de alguien más para hacer, para dar más de nosotros mismos. Nada nos quita demostrar lo que sentimos con pequeñas acciones que posiblemente les lleguen a esas otras personas en momentos donde verdaderamente lo necesitaban y tampoco nada nos quita estar del lado del agradecimiento. Por la gente que nos rodea, por nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra salud y la inmensa lista de bendiciones que estoy segura todos tenemos, aunque no siempre la podamos ver. Eso he aprendido de esta experiencia, que a pesar del dolor, tengo la capacidad de seguir agradecida con la vida y que estas experiencias me demuestran de una u otra forma lo valiente que soy. Es hasta hoy que lo reconozco como una cualidad en mí. Ojalá no tuviera que pasar por tanto para reconocerme, aunque siendo yo y como me encanta complicarme, no me extraña.


MRP*




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