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Oxígeno de cuando "ya no te queda la ropa"

Hace unos días una amiga me dijo, muy sorprendida, que tenía mucha ropa que ya no le quedaba. Lo primero que pensé fue en que creía que era por subir de peso y sin pensarlo le dije que no, que yo creía que se veía muy bien (¡y es cierto! No fue comentario para quedar bien). Mi sorpresa fue cuando me respondió que no se refería a eso, que se veía al espejo con esa ropa y ya no se sentía ella, ya no era la misma persona que la compró y hoy no le quedaba. A mí nunca me ha sucedido con la ropa, verme al espejo y pensar que ese color, ese corte o simplemente lo que traigo puesto ya no es para la mujer que soy hoy. Pero está padre el nivel de autoconsciencia para que algo que pudiera ser tan superfluo le mueva internamente.


Y claro que reflexioné, ¿qué es lo que hoy ya no me queda a mí? No me quedan personas que viven quejándose y haciendo drama, que no sonríen ni aprecian un lindo cielo. No me queda la comida que no me gusta y los demás creen que por “compromiso o por que hay quien no tiene qué comer”, debo comerla. No me queda estar molesta por tonterías o distanciada de la gente que amo. No me queda no cuidar mi salud, física, mental y emocional… aunque me digan que ya estoy muy flaca y cómo que dejé de comer carne, yo me siento feliz así. No me queda sentir ningún tipo de culpa ni remordimiento, sólo hacerme responsable. Ya no me quedan las eternas pláticas pensando que puedo provocar cambios en otros, hoy me queda escuchar y contactar con los demás sin expectativa omnipotente. No me queda no disfrutar los fines de semana, no planear viajes, no ver amigas y reír hasta que me duela la panza. No me queda no agradecer por la magia de mi vida… me queda perfecto flotar sabiendo que esa magia la creo y provoco yo, ¡me queda lo orgullosa que me siento de mí!


MRP*

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