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Oxígeno del Fluir

Tiene más de una semana que escribí el último oxígeno y me voy dando cuenta que estuve todos estos días buscando inspiración para escribir más, pero ya no desde un dejar fluir sino como un deber. Eso que escribí de mi corazón, “movió” algo en personas que me escribieron para compartirme su sentir y sus reflexiones. Y no saben lo contenta que he estado de saber que me leen. Yo creo que de ahí empezó todo, esa auto–exigencia de escribir más y que sea algo que provoque algo, lo que sea, en quien lo lea.


Y pues obvio no, la inspiración, al igual que muchas cosas en la vida, no llegan a nosotros buscándolas. Ese es un mensaje que la vida me ha dejado claro muchas veces y por necedad e intensidad mía, sigo sin dejar(me) fluir. Ya con sólo pensar el “dejaré que las cosas sucedan” es querer controlarlo y cuando algo fluye, sucede como magia, sin darnos cuenta.

Entonces este oxígeno es simplemente para compartirles que, aunque tengo la teoría en mi cabeza, sigo sin lograr el fluir plenamente, no sólo para escribir, también en el sentir, pensar y hacer... me complico queriendo controlar, queriendo que salgan las cosas de acuerdo a un plan previamente armado en mi cabeza. Y, aunque es una ilusión, me da una falsa tranquilidad y sensación de seguridad. ¿Les ha pasado que, aunque las cosas no suceden de acuerdo al plan maestro, el haber tenido ese plan les deja un “bueno, al menos estaba preparado para algo”? ah, pues algo así. Y de ahí vienen las expectativas no cumplidas y las tristezas y el dolor. Cuando ya es muy pesado todo eso que vengo cargando, me doy cuenta que sí, todo está en mi mente, en cómo percibo cada situación y qué sentido le doy. Suena super fácil, pero creo que la respuesta a ¿cómo hago para sentirme mejor?, es cambiar la percepción. No necesariamente a la versión positiva pero sí en ver qué es lo que gano y qué es lo que aprendo.


De este oxígeno aprendo que no, no fluyo como quisiera, pero será el trabajo sin fin de cada uno de mis días. En lo pequeño y sencillo, en darme cuenta que cada que me quejo de algo puedo agregarle un pensamiento de aprendizaje y agradecimiento, en dejarme sentir cada una de las emociones y al final volverlas un sentimiento que no apague ningún otro momento. Cuando pienso en eso de “disfruta cada momento como el último” me imagino eso, fluir en ese instante en específico, no en el pasado, no en el futuro, aun sabiendo que hay muchas otras cosas o situaciones que no están “bien” ... ya nos tocará arreglarlas en un momento diferente.


MRP*



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